Sabia cuando lo inicié
que probablemente quedaría
sin terminar...
Dios sabe
que no me gustan los bordados
largos...
Pero igual, tenia muchas
ganas de intentarlo,
me tomó
casí dos años!
Bordando al menos
una hora al día...
Logré terminarlo.
Y hoy
he decidido dedicárselo a mi
Dulce Madre María.
¡Oh santísima Virgen María, Madre nuestra dulcísima!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de vuestro Corazón misericordioso, y les propusiste la devoción al mismo como el medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Haced, ¡oh Corazón de la más tierna de las madres!, que sepamos comprender vuestro mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea vuestro Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al amor y a la unión con vuestro Hijo Jesús.